26 de junio de 2011

La perturbadora Nada de Janne Teller

La aclamada novela Nada (Seix Barral, 2011) de Janne Teller ha sido la novela escogida por una amiga escritora para iniciar un club de lectura en mi ciudad. Como introducción al libro, vimos la pelicula “Let me in” (2010), sobre una niña vampira, la cual me dejó perturbada y me causó algunas pesadillas. No comprendía por qué me habían hecho pasar por la tortura de ver a una niña destrozando cuerpos para chupar la sangre y a unos niños bullies atormentando al más debilucho de la escuela, para luego acabar ellos mismos hechos pedazos, literalmente, por la niña vampira.

Pero a medida que me iba adentrando en la lectura de Nada, comprendí por qué la película arriba mencionada hacía sentido. La historia de Teller comienza en un salón de clases de una escuela cualquiera. Uno de los niños, Pierre Anthon, decide abandonar la escuela e irse a sentar en la rama de un árbol, porque llega a la conclusión de que nada en la vida vale la pena. Sus palabras exactas son: “Nada importa, hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo. La logica del niño es que si al final todos morimos, entonces para qué esforzarnos, si igual vamos a acabar en nada.

Luego de esto, lo que me esperaba, de acuerdo a lo que había investigado sobre el libro, es que los compañeros de Pierre Anthon procedieran a darle diferentes argumentos para convencerlo de que sí existen motivos que hacen que la vida merezca le pena y que se pondrían manos a la obra para hayar entre todos el significado de la vida.

¡Pues va a ser que no! Nada de argumentos. Nada de reflexiones. Los que estos niños, o más bien adolescentes tempranos, comienzan a hacer, no es para nada lo que yo me esperaba. Los compañerso de Pierre Anthon se involucran en una serie de actos macabros, intentando coleccionar objetos o símbolos para una torre de significado. Vamos, que en la susodicha torre, se podrán encontrar desde la cabeza cercenada de un perro, hasta el ataúd, con cuerpo incluido, del hermanito de uno de los chicos del grupo. ¿Cómo? Pues eso mismo me pasé preguntando yo a lo largo de la novela.

Regresé al club de lectura con muchas interrogantes y con un sentimiento de agobio. ¿Para qué me habían hecho pasar por esta perturbadora experiencia? Pero eso es lo interesante de los clubs de lectura. Al escuchar al resto de participantes del grupo, poco a poco fui dejando entrar otros puntos de vista y otras perspectivas que le dieron forma a mis desordenados pensamientos e impresiones.

Hablamos de los monstrous seductores, de como en la monstruosidad clásica griega, la belleza o fealdad del exterior concordaba con aquella del interior. Era parte de la justicia divina. Hoy en día, como se evidencia por el culto a las historias de vampiros, los monstruos llevan una hermosa piel a lo Edward Cullen. En Nada el monstruo que vemos es el terrible fenómeno del “bullying”. Es impresionante la crueldad y total falta de compasión que se puede encontrar en un grupo de niños bullies.

¿Por qué los niños de la historia reaccionan con tanta violencia a las palabras de Pierre Anthon? Conversamos entonces de que la uniformidad ayuda a que el cerebro se relaje. Todos estos niños vivían en un pueblo pequeño donde todo transcurría de la misma manera todos los días y así se esperaban que fuera para siempre. El hecho de que uno de los compañeros rompiera con esta monotonía, lleva al resto del grupo a la locura. Al final, en una de los pasajes más inquietantes que he leído en mi larga trayectoria como lectora, lo único que puede satisfacer a estos niños bullies es la inmolación de Pierre Anthon. ¡Terrible!

Comprendo perfectamente por qué esta novela ha generado tanta controversia. Si tuviera hijos, no me gustaría que ellos leyeran esta novela como parte del currículo escolar a menos de que tuviera la seguridad de que contarían con la guía adecuada. Si a mí, adulta con muchos años de experiencia con los libros, me ha hecho falta una guía experta para descifrar el significado de estas páginas espeluznantes y a veces sangrientas, pues imagínense cómo la lectura de Nada podría afectar a un niño o a un adolescente. Ciertamente es un tema que no se puede tomar de ningún modo a la ligera.

Pues qué les puedo decir para terminar. Que no ha sido uno de mis libros favoritos, y a decir verdad, me resultó bastante difícil leerlo. Si no hubiera sido porque lo debía leer para mi club de lectura, probablemente lo habría dejado luego de 20 páginas. Pero a lo mejor, es justamente ese el mensaje que me debo llevar del libro. La verdad o la realidad puede resultar muchas veces incómoda, pero solo enfrentándola, reconociéndola, podremos saber qué debemos corregir y mejorar, para así crecer como seres humanos. Y como dijo uno de mis compañeros de lectura, el error de Pierre Anthon fue el de solamente enfocarse en el final del camino. Pero el significado de la vida realmente está en el viaje, en el aquí y ahora. Porque si no disfrutamos el camino, ahí si que nos iremos con la misma sensación con la que se esfumó Pierre Anthon de este mundo, con el triste vacío de la nada.


5 de junio de 2011

¿Es que no tiene derecho una pobre mujer a respirar con libertad?




En un día como hoy, hace 113 años, nació Federico García Lorca (5 de junio de 1898 Fuente Vaqueros, Granada, España), uno de los más importantes dramaturgos y poetas del siglo XX. En homenaje a su memoria y trabajo, comparto con ustedes el inicio de una conferencia que preparé sobre sus obras La Casa de Bernarda Alba y Bodas de Sangre. Espero poder presentar esta conferencia próximamente en una universidad de mi país.

Hay cosas encerradas dentro de los muros que,

si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo.

Federico García Lorca

Silenciadas entre las paredes: La mujer en La casa de Bernarda Alba y Bodas de Sangre

Considerando que no fue hasta 1946 y 1949 respectivamente que Mary R. Beard y Simone de Beauvoir publicaron sus estudios feministas Woman as Force in History y Le Deuxiéme Sexe, el dramaturgo español Federico García Lorca, quien trató de concientizar al público sobre la situación injusta de la mujer en la España del siglo XX, puede ser visto como un pionero en la defensa de los derechos de las mujeres. Tal como Ana María Ramírez afirma, “Nadie como García Lorca ha mostrado con más verismo la vida de muchas mujeres que han protagonizado una silente tragedia de deseos, de ilusiones, y esperanzas reprimidas o ahogadas por la tiranía de distintos seres” (2).

La preocupación de Lorca por la mujer provenía en gran parte de su solidaridad por los sectores marginados de la época. Así lo explica Leticia Taylor: “García Lorca cries with the weak, the suffering, the underprivileged. He is a humanitarian and dreams of a perfect state of things” (33).

Un ejemplo de este espíritu humanitario por diversos tipos de grupos marginados queda ilustrado durante la estancia del poeta granadino en Nueva York. A pesar de que Lorca no sintió mucha afinidad por la cultura anglosajona, se encontró en cambio bastante atraído hacia la vida nocturna de Harlem. Los ritmos de los cantantes de blues llamaron su atención de la misma manera que lo habían hecho durante su niñez los gitanos andaluces (Honig 14). Probablemente esto haya sido porque el canto del blues tiene ese tono de lamento y melancolía que es característico del cante gitano.

Ese eco de sufrimiento que llegaba a Lorca de los negros es ilustrado por Honig: “He wandered through Harlem streets by day and saw into the dark suffering of the crowded houses where the great negro was prisoner in a janitor’s uniform” (14). Dice Leticia Taylor sobre las impresiones de Lorca durante su estancia en Nueva York: “The injustice of man toward man in this chaos of opulence and misery filled him with the same kind of pity and sadness that he had in Spain for his ill-treated gypsies” (33).

Este sentimiento de solidaridad hacia los grupos discriminados, se dio seguramente debido al propio aislamiento sufrido por Lorca a causa de su homosexualidad. De acuerdo a Walter Dobrian, Lorca se sintió a lo largo de su vida marginado y perseguido por la sociedad por ser diferente del resto. Cuenta que los compañeros del poeta durante el segundo curso de su escuela granadina, “se reían de su aspecto un tanto afeminado, llamándole cruelmente Federica” (464). Inclusive su profesor, un hombre intolerante de mentalidad machista, lo hacía sentar en la última fila para no tener que verlo (Dobrian 464).

Este repudio afectó grandemente a Lorca e impidió que tuviera la libertad de expresar sus sentimientos románticos abiertamente. Tanto así, que llegó a cambiar el titulo de al menos uno de sus poemas por temor a los prejuicios sociales que pudieran causar a su propia persona y al destinatario. Es así que el titulo “Soneto gongorino en que Federico manda a su amigo una paloma” fue cambiado a “Soneto gongorino en que el poeta manda a su amor una paloma” (Dobrian 465).

Impresiona el relato de Ian Gibson, quien cuenta que “después de su asesinato en 1936 en las afueras de Granada, uno de los asesinos se jactaba en la taberna [diciendo] – Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricen” (II: 487). Lorca fue perseguido brutalmente por la intolerancia hasta el día de su muerte.

Tiene sentido entonces pensar que, a través de la reflexión sobre la situación de la mujer en sus obras, Lorca estaba apelando también a la conciencia colectiva sobre la opresión sufrida por los homosexuales en España. Al escribir en Doña Rosita La Soltera: “¿Es que no tiene derecho una pobre mujer a respirar con libertad?” (Obras Completas, 1429), estuviera quizás haciendo también un comentario sobre el sentimiento de ahogo que lo embargaba al no poder manifestar su sexualidad a plenitud.

Al inicio del siglo XX en España, el sistema patriarcal exigía un estado de subordinación por parte de las mujeres. Esto era determinado, en primer lugar, por medio de una legislación basada en el Código Penal de 1870, el Código de Comercio de 1885 y el Código Civil de 1889. De acuerdo a esta legislación, las mujeres requerían la autorización de sus maridos para realizar actividades económicas, para la firma de contratos, y hasta para realizar compras de valores altos. No se les estaba permitido controlar su propio salario y este debía ser administrado por sus cónyuges (Ministerio de Educación de España).

El código penal instauró sanciones severas para las mujeres que no obedecieran u ofendieran a sus esposos. Por ejemplo, si el marido mataba o lastimaba a la esposa por adúltera, su castigo era únicamente el destierro temporal. Para una mujer en cambio, bajo las mismas circunstancias, la pena era prisión de por vida. Además del aspecto legislativo, la sumisión de la mujer se formaba dentro del ámbito social, el cual determinaba el rol de las mujeres. Este rol las relegaba a las labores domésticas y maternas; “cualquier intento de salirse de ese rol era duramente reprobado por hombres y mujeres, cuando no era objeto de burla y ridiculización” (Ministerio de Educación de España).

Esta realidad de la mujer española a inicios del siglo XX se ve fielmente reflejada en la trama y los personajes de Bodas de Sangre y La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca. En 1933, el dramaturgo granadino, estrenó con gran éxito en el teatro Beatriz de Madrid Bodas de Sangre. La trama de esta obra se basa en un caso ocurrido en Níjar (Almería) el cual había recibido gran cobertura periodística años atrás. Lorca utilizó la decisión de una mujer de huir con un pretendiente del pasado en el día de su boda así como el consiguiente asesinato del susodicho a manos de un familiar del novio para edificar su trágica obra (Bodas 33, 34).

4 de junio de 2011

Mountain of Shadows


By Dorothy

Last night my shadow came to play with me. As I lied on my bed, almost asleep, I saw my shadow come out of the wall, grab me by my hand and take me away out into the warm, shiny night.

I watched down as my house, my neighborhood and my city became smaller and smaller, and all of a sudden there we were, right at the bottom of a great blue mountain.

Where are we? - I wanted to ask my shadow, but before the words could come out from my mouth, I looked around and noticed how thousands of shadows approached the blue, magical mountain.

There were small shadows flying all around the mountain, playing, jumping and running... dancing, hopping and skipping. They could do anything they wanted, anything they liked, without boundaries or punishments, without the yelling or shouting, the frowning or staring. At this magical place, all the shadows could be what they were meant to be. On the great blue mountain, the shadows could let us out … they could free the children trapped on the other side of the wall.